Los tres hijos de Francis Bartek, un hombre de negocios, son perezosos, caprichosos, juerguistas, no se dedican a nada, excepto a gastar el dinero que el padre ha ganado trabajando duro. Harto del comportamiento de sus hijos, Francis decide hacerles creer que están totalmente arruinados, obligándoles a hacer lo impensable: ¡ponerse a trabajar!.